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miércoles, 31 de marzo de 2010

Cuba ante los dos José en el tema de la racialidad

 

Esteban Morales.

 

Soslayar  el   tratamiento del  tema de la racialidad entre nosotros,   tiene consecuencias que van mas allá de lo que hubiéramos podido imaginar. No se trata solo de un asunto político, sino también cultural, histórico, ideológico y  en particular, de coherencia intelectual con las corrientes de lo más avanzado de nuestro pensamiento nacional.

 

En nuestra historia, ningún pensador ha sido tan importante ni ha dejado una huella tan imperecedera como José Marti. Entonces, rescatar el pensamiento del Apóstol será siempre una tarea intelectual de primer orden. Porque de Marti  nos vendrá siempre  la sabia nutricia  de todas  las  elaboraciones  intelectuales,  que tengan que ver con la patria, la soberanía y la independencia de la nación.

 

Para la Cuba de hoy, la obra de Marti se agiganta y en general es asumida como la asumiera el grupo de vanguardia de la Generación del Centenario .Esa pleyade  que rescato  lo mejor del pensamiento martiano precisamente en el año de su centenario. Pero tal asumción de la obra  presenta  su  brecha.

 

 En cuanto al pensamiento de José  Marti sobre la raza, falta mucho  aun para que logremos alcanzar,  en nuestra realidad de hoy, intelectual y  practica,   la  importancia  que le dio el Apóstol a sus ideas sobre la raza.

 

Todas las ideas del movimiento democrático del siglo XIX pasaron por el tamiz del  extraordinario talento de  Marti. Casi todas las mejores ideas fueron moldeadas por su  exquisita sensibilidad humana y  por  su decisión irrevocable de ponerlas  al  servicio de   los pobres. Teniendo siempre como foco de su  quehacer,  la independencia,  la soberanía de la patria  y   la construcción de una nación  “con todos y para el bien de todos”.Siendo dentro del proyecto    martiano de nación   donde encaja,  a  manera  de pieza clave, la  concepción martiana sobre la raza. [1]

 

Marti decía: “Con los pobres de la tierra quiero yo mi suerte echar”,  y quienes eran los pobres, sino los indios, los negros, los asiáticos, todos los seres explotados y preteridos por los poderosos. Echar su suerte con  ellos, era  para Marti,  acompañarlos  hasta alcanzar la felicidad para todos.

 

 Es numerosa la bibliografía martiana sobre la cuestión  racial.  Sin  embargo,  sobre la raza, quien conoce mas allá de su    muy  socorrido  y repetido pensamiento  “Hombre es mas que blanco, mas que mulato, mas que negro. Cubano es mas que blanco, mas que mulato, mas que negro…”[2]. Pensamiento a veces tan socorrido entre nosotros, pero que,  no pocas veces, se deja en el plano ético, o simplemente se esgrime para sellar la partida y no continuar discutiendo. Como cuando se dice también “todos somos iguales”

 

 También expreso: “El hombre  no tiene ningún derecho especial porque pertenezca a una raza u otra: dígase hombre y ya se dicen todos los derechos” [3]

 

En el magnifico Diccionario  del Pensamiento Martiano  de Ramiro Valdés Galárraga esa bibliografía abarca las notas 6258 a la 6275; la nota 9468; 7854 y de la 7863 a la 7886.[4]

Yo diría que José A. Saco,  fue el ideólogo cubano, contemporáneo al Apóstol, con el que este ultimo  más contiende   en el tema de la raza, durante el siglo XIX.

José A. Saco resultaba ser   un ferviente defensor de la nacionalidad cubana, pero al precisar los componentes humanos de la misma, aflora la base racista de su concepción. Lo cual se aprecia claramente cuando decía; “… la nacionalidad cubana, de que yo  hable, y de la única que debe ocuparse todo hombre  sensato,  es de la formada por la raza blanca…”[5].

 

José  Marti respeto  valoro  mucho  a José A. Saco. Pero el primero, desde la corriente  independentista y abolicionista  a la que se afilio, desde la segunda mitad del siglo XIX, defendió consecuentemente que Cuba  era una y  para todos os cubanos. No podía ser de otro modo.  Marti necesitaba unir a todos los cubanos, de todos los credos y razas,  para librar  la  que el  llamo la “Guerra Necesaria “y todos los cubanos,  especialmente  los negros y mestizos, no podrían ser arrastrados a esa lucha,  sino era sobre la base  de obtener  de ella   una republica “ con todos   y  para el bien de todos “.

Marti entonces tendría que librar una ardua batalla contra el concepto de patria  que esgrimía José A. Saco, el que excluía a los negros y mestizos. Dado que para Saco,  los negros y mestizos, no tenían  cabida en su proyecto de nación. El negro y el mestizo debían ser eliminados  y como, en términos prácticos,  no podían ser devueltos a África,  tal asunto debía resolverse sobre la base de un proceso de “blanqueamiento “,  a partir del corolario presente  como complemento del “teorema de la exclusión”,  que Saco preconizaba,  es decir,  sobre la base de “blanquear, blanquear, blanquear y luego hacerse respetar”,  lo cual implicaba, lo que al fin se aplico, un proceso de inmigración blanca y católica  favorecida, que tenia como objetivo eliminar a los negros y mestizos de la sociedad cubana. [6]

Para entonces, la unidad de todos los cubanos se hallaba amenazada por el racismo y por el llamado “miedo al negro “, que el pensamiento de Saco contribuía a alimentar.

 

Marti no podía permitir que las ideas de Saco se apoderasen o penetrase siquiera,  el pensamiento defendido por los sectores políticos que luchaban por la independencia y la abolición definitiva de la esclavitud.

 

Sin embargo, hoy,  no podemos decir, que esa batalla librada por Marti este ya ganada. Pues a más de cien años, todavía el peligro del racismo y del blanquimiento están  presentes en nuestra sociedad.

Fidel castro, ferviente defensor y practicante del pensamiento del Apóstol, en 1959  reivindicaba las ideas martianas sobre la cuestión racial,  cuando decía “… hay gente que se llama   revolucionario y es racista;  hay gente que se llama culta y es racista…”

Los discursos de marzo de 1959, son extraordinariamente claros  en sus ataques contra el racismo  y la discriminación racial, al defender  el lugar que les corresponde a los negros y mestizos dentro de la sociedad.[7]

 

Pero en realidad, la consecuencia con ese pensamiento quedo como abandonada, trunca,  cuando poco después, en 1962, el problema racial fue proclamado como resuelto.

Las circunstancias que generaron el escenario político en que se dio como resuelta la cuestiona racial, están ampliamente explicadas por el autor de este ensayo, en varios de sus trabajos  sobre el tema.[8]

 

Hoy, no es el tema racial el único en el que la Revolución cubana  debe recuperar su radicalidad,  pero respecto a la cuestión racial, la perdió en 1962, sin que podamos decir aun que la haya  recuperado. Hemos avanzado en el tema,  pero aun no lo suficiente.

 Largos años estuvimos sin tratar el tema, de modo que hoy hay que recuperar para el pensamiento revolucionario las ideas martianas sobre la raza, acortando el  espacio perdido durante estos años. Es que querámoslo o  no,  nos enfrentamos a una realidad.[9]

 

 

 Hoy el pensamiento de José A. saco sobre la raza en Cuba   podría sentirse relativamente cómodo entre nosotros, con todas las múltiples manifestaciones   que continúan apoyándolo desde nuestra realidad.

Continuamos viviendo dentro de una sociedad de hegemonía blanca. No superamos el occidentalismo en nuestra enseñanza, el que se expresa aun, en la total insuficiencia  de la enseñanza sobre África, Asia y Medio Oriente. Por lo cual nuestros estudiantes salen de la escuela con una visión estereotipada, blanca,  sobre nuestra cultura y la universal en general. Muchas personas, que siendo negras no se asumen como tales. La filosofía aun dominante del llamado “adelanto de la raza “. La actitud negativa ante las uniones interraciales. Educamos sin mencionar el color, mucho menos explicarlo y   lo que ello significa,  por lo cual, en la practica, educamos para ser blancos. Porque si vivimos aun en una sociedad de hegemonía blanca y al educar no mencionamos el color,  en la práctica educamos para el color hegemónico. La muy poca presencia de negros y mestizos en nuestros libros de historia, junto a una educación, que en sus programas, no  asume  a los estudiantes  como miembros de una sociedad uní étnica y multicolor. Los estudios sobre la esclavitud se quedan en el siglo XIX.  La poca presencia de negros y  mestizos  en el cine, la televisión, el ballet. La ausencia de negros y mestizos en  posiciones protagónicas dentro de la llamada economía del turismo y las corporaciones. La poca o nula atención que se le  presta por la ONE (Oficina Nacional de Estadísticas) a unas estadísticas sociales y socioeconómicas,  que reflejen  la verdadera composición racial de la población. Las estadísticas cubanas que van a Naciones Unidas  no reflejan la composición racial de la población cubana.

 La poca presencia aun de negros y  mestizos, en los que pueden ser considerados organismo blanqueados, algunos espacios sociales, culturales y  ciertos patios particulares.

 

Por lo cual, José A. saco, de  estar entre nosotros,    podría   sentir, que después de 50 años  de revolución,  aun realizamos esfuerzos por  lograr lo que el no pudo, eliminar al negro y al mestizo de la sociedad cubana.

 

Deseo concluir este ensayo con una sencilla pregunta: ¿Que pensamiento sobre la raza tiene mejor presencia en la realidad cubana actual, el de  José Marti o el de José A. Saco?

 

El de José  Marti,  apenas lo mencionamos, no se profundiza en la escuela, no lo traemos a nuestra realidad actual; el de José A. saco, que  continua aferrado al modo de vivir de todos los cubanos y que aun no  lo hemos podido desplazar.

 

 

 

Marzo 31 del 2010.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 



[1] Soy del criterio de que la cuestión racial en Marti, en realidad, no puede ser vista al margen  de cómo este  concebía la nación cubana. Yéndose por encima de  todos los pensadores de talla de su época, tanto en Cuba como en América latina. Pues para Marti, el racismo no tenia nada que hacer  en una sociedad como la que el concibió, dado que al decir, “contados y para el bien de todos “, ello no excluía credo, raza y  ni siguiera cualquier  filiación política, siempre  que pusiera a la patria unida por encima de todo.

[2] “Mi Raza”, Patria, Nueva York, 16 de  abril de 1893, T. 2, p. 299.

[3] Ibidem  p. 298.

[4] Ver: Ramiro Valdés Galárraga, “Diccionario del pensamiento Martiano”, Editorial Ciencias Sociales, La Habana, 2002, pp. 467-469; p. 741; pp. 593-595. Lamentablemente, no aparecen los términos   Trata  y José A. saco,  que hubieran resultado muy útiles para este ensayo.

[5] Tomado de Ibrahim Hidalgo,  “Saco y Marti.Coincidencias y Divergencias”,  p. 19 (Inedito.facilitado al autor de este ensayo).Excelente exploración sobre el tema, que recibió Mención en el Concurso Internacional “Pensar a Contracorriente” del 2010.

[6] Este proceso de inmigración  privilegiada se realizo  y trajo como resultado, que los negros y mestizos, que arduamente habían lucha por la independencia,  perdían los mejores trabajos, tierras y posiciones sociales ventajosas, a favor de aquellos mismos contra los que antes habían tenido que combatir por la independencia. Para ampliar ver: Maria del  Carmen Barcia, “Un Modelo de emigración “favorecida”: el traslado masivo de españoles a Cuba (1880- 1930). Revista catauro No. 4, La Habana,  2001, pp. 36-59.

[7] Ver: periódicos Granma, marzo 20 del 2009, marzo 31 del 2009, marzo 23 del 2009 y diciembre 21 del 2009. Este ultimo del discurso del Cro, Raúl Castro  en la sesión de clausura de la Asamblea nacional del Poder Popular.

[8] Ver: Esteban Morales, “Desafíos de la Problemática Racial en Cuba “,  Colección Fuente Viva No. 29, Fundación “Fernando Ortiz”, La Habana, 2007.

[9] El propio Fidel y en medida importante también Raúl, han hecho por retomar el tema en los últimos 20 años. Los discurso en el VIII Congreso de la UJC, los congresos Pedagógicos, los Congresos de la UNEAC  otros. Durante os años de la Republica varios autores hicieron aportes importantes, pero a partir de los años sesenta, al darse el asunto como resuelto, se genero  ambiente  social y político  que limito mucho continuar escribiendo sobre el tema racial.